
Hace tiempo que vivo instalado en la sensación de asistir al momento del destierro definitivo
de las cosas, esto es, de los objetos y los recuerdos. Y ahora experimento la necesidad de
regresar a ellas, cuando su presencia se desvanece. Porque las cosas, que nos anclan a la
tierra y al ser, están terminando por ser sustituidas por el mundo de sus simulacros.
En la pintura, la estrategia de reunir objetos evocativos se realiza expresamente en el género
de las naturalezas muertas y responde a la necesidad de conservar las apariencias singulares
que tenían aquellos. El ojo y el cerebro conspiran así para producir estos espacios irónicos,
habitados como en un sueño leve y artificial.
de las cosas, esto es, de los objetos y los recuerdos. Y ahora experimento la necesidad de
regresar a ellas, cuando su presencia se desvanece. Porque las cosas, que nos anclan a la
tierra y al ser, están terminando por ser sustituidas por el mundo de sus simulacros.
En la pintura, la estrategia de reunir objetos evocativos se realiza expresamente en el género
de las naturalezas muertas y responde a la necesidad de conservar las apariencias singulares
que tenían aquellos. El ojo y el cerebro conspiran así para producir estos espacios irónicos,
habitados como en un sueño leve y artificial.
Roberto Díez, otoño de 2022.
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